El pasado 8 de noviembre, y en el marco de los eventos paralelos organizados por la Unión Europea con motivo de la celebración de la COP26, fue presentado el proyecto LIFE Agromitiga dentro del seminario “La agricultura del Carbono en la Agenda 2030 para la salud del suelo y el clima” moderado por la Federación Europea de Agricultura de Conservación (ECAF).
El evento, de una hora de duración y retransmitido por streaming a través de internet, concitó el interés de los asistentes a través de un programa en el que, además del proyecto LIFE Agromitiga, fueron presentadas otras iniciativas relacionadas con el potencial de prácticas agrarias para incrementar el secuestro de Carbono en el suelo, las oportunidades que se abres para el sector agrario con los nuevos mercado de Carbono y la puesta a disposición de herramientas y tecnologías para el seguimiento y verificación del secuestro de Carbono a gran escala.
Gottlieb Basch, presidente de ECAF y moderador del evento, dio paso en primer lugar a la profesora Claire Chenu, directora de investigación del Instituto Francés de Investigación de Agricultura, Alimentación y Medioambiente (INRAE), profesora asociada del instituto AgroParisTech, miembro del comité científico-técnico de la iniciativa 4 por 1000, además de coordinar el proyecto europeo EJP Soil dentro del programa H2020. En su presentación, Chenu expuso como suelos con un mayor contenido de Carbono conllevaban por un lado mejores rendimientos en los cultivos y por otro, una mayor estabilidad interanual en las producciones. Además, Chenú presentó una batería de posibles manejos agronómicos para incrementar el Carbono en el suelo, entre las que se encuentran la siembra directa y los cultivos cubiertas, entre otros, y como implantados en la superficie agraria francesa, podrían, a lo largo de 30 años, llegar a secuestrar más de 8 millones de toneladas de carbono, lo que supondría compensar el 41% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero de Francia procedentes del sector agrario. A lo largo de su exposición, Chenu se refirió a la necesidad de evaluar el potencial mitigador de las prácticas agrarias teniendo en cuenta las emisiones de otros gases de efecto invernadero como el N2O. Para finalizar la presentación, se expusieron resultados de un informe que estudiaba como en función de la cuantía de incentivos económicos, se incrementaban la superficie de implantación de las prácticas agrarias secuestradoras de C.
A continuación, Gottlieb Basch dio paso a Emilio González, profesor de la Universidad de Córdoba y Secretario General de ECAF, el cual presentó a los asistentes del proyecto LIFE Agromitiga. González comenzó su presentación exponiendo algunos de los problemas medioambientales más graves de Europa, como es la degradación de suelo y la pérdida de carbono debido a la práctica del laboreo intensivo. En contraposición a esta práctica, González presentó la Agricultura de Conservación y como la aplicación de sus tres principios conlleva una serie de beneficios medioambientales entre los que se encuentra el incremento del secuestro de Carbono en el suelo. Estas prácticas constituyen la base del proyecto LIFE Agromitiga, establecidas en una red de 36 fincas en Andalucía tanto en cultivos herbáceos en siembra directa, como en cultivos leñosos con cubiertas vegetales. A continuación, Sánchez mostró algunos de los resultados alcanzados en el proyecto, destacando como en las parcelas bajo Agricultura de Conservación se redujeron un 42% las emisiones de CO2 ligadas al consumo energético, lo que unido a un incremento de los rendimientos en los cultivos, multiplicó por 10 la eficiencia del uso del CO2 en los sistemas de manejo de conservación. En lo que respecta al secuestro de Carbono en el suelo, los resultados muestran como las parcelas en Agricultura de Conservación incrementaron el contenido de este elemento un 13% respecto a las parcelas con un manejo convencional. Sánchez destacó como este incremento se había producido gracias a los restos vegetales generados por el cultivo anterior en la misma parcela, sin necesidad de realizar aportes exógenos, lo que redunda en una mayor neutralidad climática del sistema. Para finalizar, González destacó el potencial que en Europa tienen estas prácticas, pudiendo secuestrar el equivalente a casi 200 millones de toneladas de CO2 al año, y como la colaboración publico privada, a en el marco de los objetivos de desarrollo sostenible, el Pacto Verde europeo o iniciativas como las de Agoro (Alianza de Carbono), la cual identifica a la Agricultura de Conservación como una de las actividades que pueden generar créditos de Carbono para operar en los mercados privados.
Tras la exposición de Emilio González, llegó el turno de Adeline de Lamar, gestora de proyectos europeos de South Pole, una entidad dedicada a desarrollar e implementar proyectos de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Adeline centró su presentación en los mercados voluntarios de Carbono y como estos pueden servir como impulsores de la adopción de prácticas agrarias regenerativas. En su presentación, de Lamar enfatizó cómo la acción de los gobiernos no está siendo suficiente para cumplir con los objetivos del Acuerdo de Paris, remarcando como el sector privado puede tener un papel esencial para que, de manera conjunta con el sector público, sea posible afrontar los retos que supone mitigar y adaptarse al cambio climático. En este sentido, los mercados voluntarios de Carbono surgen como una herramienta que permite a las empresas compensar sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero más allá de su huella de Carbono. De Lamar constató como estos mercados están teniendo actualmente un auge importante, no en vano, en el año 2020, 100 megatoneladas de CO2fueron compensadas mediante esta herramienta. Aún así, estas cifras son aún insuficientes para cumplir con los objetivos del Acuerdo de Paris, siendo necesario para ello multiplicar la cifra de compensación por 15 y por 100 para llegar a las reducciones comprometidas en el año 2030 y 2050 respectivamente. De Lamar presentó la tipología de soluciones que actualmente están permitiendo a las empresas compensar sus emisiones en los mercados de Carbono. El 33% de ellas estaban basadas en acciones sobre los ecosistemas, y de ellas, sólo el 2% se correspondían con acciones en la agricultura, existiendo un gran potencial de crecimiento en este sentido. Para incrementar las acciones basadas en la agricultura, sobre todo en Europa, de Lamar incidió es que es necesario superar algunas barreras, como la dificultad en la escalabilidad de las soluciones en las explotaciones agrarias, debido a su pequeño tamaño en comparación con otros países como EE. UU o Australia, o la falta de garantía de que las soluciones propuestas se apliquen de forma duradera en el tiempo.
La última presentación corrió a cargo de Jean-François Soussana, vicepresidente del INRAE y coordinador del proyecto CIRCASA, y Eric Ceschia, científico del INRAE, y que desarrolla su trabajo en el Centro para el Estudio de la Biosfera desde el Espacio (CESBIO). Soussana comenzó su exposición hablando de la misión suelo de la Unión Europea, cuyo objetivo se centra en recuperar la salud de los mismos. En la actualidad, se estima que el 70% de los suelos europeos están degradados, con un coste asociado de 50 billones de euros. En relación al carbono, Soussana expuso los datos que, en relación a la pérdida de este elemento en el suelo, maneja el Joint Research Centre de la UE, estimando dicha pérdida en un 0,5% anual. En este sentido la Misión Suelo anteriormente mencionada, tiene como objetivo incrementar el contenido de carbono en las tierras agrícolas entre el 0,1% y el 0,4% al año. Acto seguido, Soussana presentó la iniciativa CIRCASA (Coordinación de la cooperación internacional en materia de investigación sobre la retención del carbono en el suelo en la agricultura), que tiene como objetivo desarrollar sinergias internacionales en materia de investigación e intercambio de conocimientos en el ámbito de la retención del carbono en los suelos agrícolas a nivel de la Unión Europea y mundial, con la participación activa de todas las partes interesadas. Tras la intervención de Soussana, Eric Ceschia tomó la palabra para hablar sobre la creación de un marco operacional para el seguimiento, información y verificación del secuestro de carbono. Ceschia habló como este tipo de marcos de trabajo sería muy útil para todos los agentes interesados, no estando exento de complejidad en su diseño e implementación. Dicho marco ha de estar adaptado a los intereses de todas las partes interesadas, en línea con los estándares de cálculo de carbono dados por la ciencia y aplicable a varias escalas de trabajo. En opinión de Ceschia, este marco ha de integrar todo tipo de datos, desde aquellos suministrados pro el propio agricultor hasta aquellos suministrados por sensores remotos, sin olvidar los aportados por muestreos directos. En este sentido, ya existen algunos prototipos en Europa, como por ejemplo FiON en Finlandia y AgriCarbon-EO en Francia, del cual mostró su diseño y funcionamiento.
La clausura de la jornada corrió a cargo de Paul Luu, secretario ejecutivo de la iniciativa internacional 4 por 1000, que remarcó las cuestiones más interesantes del evento. Entre ellas destacó como la agricultura del carbono tiene un gran potencial no sólo para luchar contra el cambio climático a través del incremento del secuestro de carbono, sino también para incrementar la biodiversidad y garantizar la seguridad alimentaria. Luu hizo especial hincapié como la Agricultura de Conservación constituye una herramienta muy interesante que además, permitiría a los agricultores tener un papel muy activo en la mitigación del cambio climático. Además, señaló como los mercados voluntarios de carbono, permitirían adoptar este tipo de soluciones a una mayor escala. Por último, Luu puso a la ciencia como base para el desarrollo de iniciativas de cooperación internacional para el seguimiento y evaluación de los contenidos de carbono en los suelos a gran escala, advirtiendo la necesidad de constituir marcos que estén armonizados y aceptados por tosa las partes interesadas.